Hay sonidos como el piar de un pájaro o la risa de un amigo que forman parte de nuestro día a día. La audición además de enriquecer nuestra experiencia diaria, también tiene un papel importante en la salud cognitiva y emocional. En Audika estamos comprometidos con el cuidado de la audición como un motor importante para combatir el deterioro cognitivo y promover la salud integral de cada persona.
Pero, ¿cuál es el vínculo entre la audición y la salud mental? En este artículo vamos a dar respuesta a esta pregunta, así como profundizar en la manera en que un enfoque preventivo en el cuidado auditivo puede marcar la diferencia en la calidad de vida de las personas.
¿Qué es el deterioro cognitivo?
Los lapsus de memoria son algo normal a medida que envejecemos, así como propios del ritmo de vida acelerada propio del momento que vivimos. Hay algunas señales leves como no recordar donde se han dejado las llaves o buscar el móvil sin éxito, por ejemplo, pueden causar inconvenientes y, aunque no son síntomas alarmantes, sí deben tenerse en cuenta si suceden con frecuencia.
El deterioro cognitivo es un término que se utiliza para describir la pérdida de funciones mentales como la concentración y la memoria. Este fenómeno puede manifestarse de diversas formas, siendo la enfermedad del Alzheimer uno de los ejemplos más conocidos.
Asimismo, el deterioro cognitivo es una parte inevitable del envejecimiento que afecta a millones de personas en todo el mundo. Tiene un impacto profundo en la calidad de vida de las personas ya que generan malestar. En algunos casos estos problemas de memoria pueden estar relacionados con otras cuestiones de salud que es probable que se puedan tratar y minimizar su impacto en la salud, como sucede con la audición.
¿Cómo afecta la discapacidad auditiva al desarrollo cognitivo?
La pérdida de audición puede ser un factor que contribuye a la demencia, tal y como apuntan numerosos estudios. Cuando no escuchamos correctamente, nuestro cerebro hace un trabajo más complejo para entender los sonidos que nos rodean, lo que puede provocar agotamiento mental, reduciendo la capacidad que se tendría que destinar a otras tareas cognitivas de gran importancia.
Por otro lado, si se disminuyen las relaciones sociales y nos aislamos porque sentimos que no escuchamos bien y no podemos mantener el hilo de la conversación, nuestro cerebro deja de estar en forma y eso conlleva consecuencias en nuestro día a día.
Así, la pérdida auditiva cuando no se trata no solo dificulta la comunicación y la participación social, pudiendo derivar en una situación de aislamiento, sino que también puede ejercer un impacto negativo en la salud mental y cognitiva a largo plazo.
Cómo frenar el deterioro cognitivo
En el cuidado de la audición, la prevención es la clave. Hay un impactante vínculo directo entre la pérdida auditiva y el deterioro cognitivo. Sin embargo, con la prevención hay una oportunidad para tratar de paliarlo. El cuidado de la salud auditiva es un aspecto que se debe tener en cuenta a lo largo de toda la vida, con independencia de la edad, con el objetivo de promover la salud integral, así como el mantener una buena función cognitiva.
En Audika llevamos años concienciando sobre la importancia del cuidado preventivo de la salud auditiva. Una de las primeras medidas es fomentar las revisiones auditivas regulares, siendo recomendable hacerlo al menos una vez al año a partir de los 50.
En nuestra red de centros auditivos, realizamos evaluaciones de audición gratuitas que sirven para detectar y tratar la pérdida auditiva en sus primeras etapas. Cuanto antes se identifique y se aborde la pérdida auditiva, mejor se pueden preservar las capacidades cognitivas. Tras esta evaluación, en caso de que un audioprotesista lo considere necesario, el uso de audífonos lo antes posible también ayuda a cuidar el deterioro cognitivo. La tecnología de los audífonos de Audika y su máxima precisión puede ayudar a recuperar la audición de manera correcta, reduciendo así la carga cognitiva asociada con la pérdida auditiva no tratada. Lo que puede ayudar a preservar la función cognitiva a largo plazo.